Tercera Edad (2ª parte)

Problemas asociados y cuidados necesarios

Nuestras mascotas, cuando llegan a cierta edad, requieren más atenciones para garantizar una buena calidad de vida. No dejan de ser nuestros compañeros, y aun seremos capaces de disfrutar con ellos buenos ratos si los ayudamos en lo necesario.

Como comentamos en la primera parte, un animal geronte tiene diferentes necesidades. Hay ciertos cambios asociados al envejecimiento, que hay que vigilar para asegurarnos de su bienestar. Así pues, es muy importante hacer revisiones que ayuden a detectar cualquier patología a tiempo.

Los problemas más habituales que surgen con la edad son:

- Disminución de los sentidos: es habitual que desarrollen cataratas, cierto grado de sordera por envejecimiento del tímpano, y disminución del olfato y el gusto que se traducirá en menos apetito y un poco de desorientación.

- Problemas de movilidad: con la edad, muchas veces sufren artritis que dificulta el ejercicio. Les puede resultar más difícil subir o bajar escaleras, saltar o correr como lo hacía antes. A su vez, pierden masa muscular por esta inactividad.

- Enfermedad periodontal: el cepillado de los dientes no es un práctica común dada su dificultad y poca tolerancia, y aunque existen piensos que ayudan a reducir la producción de sarro, su aparición es inevitable. Pueden perder algunas piezas dentales, y pueden desarrollar una gingivitis. Una limpieza bucal realizada en el centro veterinario puede ser necesaria para evitar problemas más serios. Dada la edad, habrá que tomar precauciones para asegurar una anestesia satisfactoria.

- El corazón se debilita con los años, y nuestras mascotas pueden manifestar signos como intolerancia al ejercicio, tos o acumulación de líquido en el abdomen o en el tórax. Pueden ser signos de Insuficiencia de la válvula mitral, que descompensa al corazón. En este caso, requiere un diagnóstico y aplicar el tratamiento adecuado.

- Insuficiencia renal: esta es una patología muy habitual en gatos, y muchos centros veterinarios incluyen el análisis de sangre y de orina rutinarios a partir de cierta edad para diagnosticar a tiempo esta enfermedad y tratarla con éxito. Los síntomas habituales son:

1. Beben más agua (tenemos que llenar su bebedero más a menudo)

2. Orinan con más frecuencia (a veces no se aguantan hasta el paseo)

3. Pérdida de apetito (no se acaban su ración) y pérdida de peso

4. Halitosis y úlceras en la boca

5. Mal aspecto del pelaje

- Pérdida de vitalidad, cambios de conducta (a veces parecen olvidar las órdenes o normas que habían parendido o son más gruñones), hábitos diferentes (como por ejemplo, duermen más), son otros factores asociados que podemos esperar de un animal en la tercera edad. En algunos es muy marcado este deterioro y se denomina Síndrome de Disfunción Cognitiva.

En muchas ocasiones, el veterinario os podrá ofrecer consejos y algunos fármacos que ayuden a mejorar la calidad de vida, pero que difícilmente resolverán el problema, ya que está asociado a la edad, pero reducirán las molestias. Dada la edad, la administración de cualquier medicamento (sobretodo si es durante un largo periodo de tiempo) tiene que ser monitorizado de cerca y los facultativos pueden creer necesario revisiones periódicas para asegurarse que no hay efectos secundarios que puedan ser perjudiciales. Tenemos que ser comprensibles y tolerantes en algunos aspectos, y comprender que ya no es aquel cachorro con el que jugábamos durante toda una tarde; tal vez ahora disfruta pasando una tarde a tu lado, recibiendo caricias y atenciones.

Hay que tener en cuenta los siguientes puntos:

- Cambiar la alimentación por una más apropiada para su edad. Raciones más pequeñas y frecuentes. En caso de patología, escoger el pienso apropiado, ya que se ha demostrado que la dieta tiene un peso importante en el tratamiento.

- Dar barras para mascar y ayudar a mantener limpios los dientes.

- Paseos más cortos pero con más frecuencia. Ejercicio moderado.

- Mantener una rutina constante, en un ambiente estable que ellos conozcan, sin muchos cambios.

- Fácil acceso al agua, comida y su cama (que no tengan que subir escaleras por ejemplo)

- Observación de cerca del animal, en busca de signos de enfermedad.

- Evitar la introducción de otra mascota. Aunque algunos propietarios piensan que les será beneficioso, en muchas ocasiones el animal viejo queda de banda con la llegada de un miembro más joven, y puede desencadenar problemas de jerarquía, estrés y depresión.

- Revisiones periódicas en el centro veterinario. No olvidarse de vacunaciones y desparasitaciones.

Como conclusión, podemos decir que nuestras mascotas, cuando llegan a cierta edad, requieren más atenciones para garantizar una buena calidad de vida. No dejan de ser nuestros compañeros, y aun seremos capaces de disfrutar con ellos buenos ratos si los ayudamos en lo necesario. Al fin y al cabo, es lo que ellos harían por nosotros, de manera incondicional.

Ramon Gayo
Veterinario

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