Convivencia entre mascotas

Juntos pero no revueltos

Si conocemos las reglas que rigen la convivencia entre animales, entenderemos que debemos ser cuidadosos para consolidar las relaciones entre los diferentes miembros de la familia. Premia interacciones pacíficas entre ellos, para que tengan una buena experiencia, favoreciendo que se repita en las mismas condiciones.

Muchos propietarios que disfrutan de su mascota, deciden adoptar otra para hacer compañía a la primera en caso de quedarse sola, o para gozar de la compañía de diferentes animales y enriquecer el hogar. En estos casos, es importante considerar la naturaleza de las mascotas que convivirán juntas, y las situación en general (edad, tamaño, carácter, espacio en la casa, socialización, experiencias pasadas, etc.) para evitar conflictos entre ellos. Los problemas más habituales son jerárquicos porque el que ya estaba en casa ve su territorio invadido por otro individuo, y debe compartir las atenciones de su amo, el juego e incluso la comida.

Entre perros

Hay que tener en cuenta qué mascota es la que se sitúa arriba de todo de la jerarquía. Todos los privilegios tales como ser alimentados primero, ser acariciados primero, ganar en los juegos, deben ir dirigidos hacia el de rango superior. Si intentamos democratizar y ser equitativos con ambos o incluso, esforzarnos por ayudar a la nueva mascota proporcionándole más atenciones, corremos el riesgo de provocar constantes enfrentamientos debido a que la mascota de más rango sentirá que la otra mascota es una amenaza para su posición. Lo mejor para los dos perros, es aceptar el rango establecido, y el propietario tiene que procurar respetar sus reglas para que ambos sean felices.

Entre gatos

Los gatos son animales que una vez se acostumbran a ser los amos y señores de la casa, no aceptan fácilmente otra presencia. Por ello, la introducción de otro gato debe ser muy gradual; al principio, tan solo habrá contacto visual y de olores, para que se puedan conocer. Es muy probable que se muestren molestos al principio, sobretodo el gato que ya estaba primero. A veces esta adaptación puede durar días, así que no hay que precipitar la situación. Más tarde, déjales entrar en contacto en tu presencia, habiendo recortado sus uñas por si acaso se atacan. Aliméntalos de forma separada, y dispón de tantas bandejas, más una adicional, como gatos tengas, en los lugares apropiados, para que no tengas problemas de eliminación inadecuada. Dirige las primeras atenciones siempre al que lleva más tiempo en casa. Con el tiempo se aceptan y descubren las ventajas de tener un compañero con quien jugar. A veces, tan sólo se respetan y conviven en el mismo espacio, un tanto indiferentes.

Entre perro y gato

A priori, juntar un perro y un gato puede parecer una quimera o una temeridad. Pero el éxito es más probable que el fracaso, si se valora bien la situación y se conocen a los animales. Para empezar, hay que “proteger” al gato del comportamiento juguetón del perro (que muchas veces le gusta perseguir a otros animales). No hay que forzar el encuentro, y creer que la conducta simpática del perro es inofensiva. Perros y gatos tienen un lenguaje corporal diferente, y muchas veces opuesto y contradictorio. Así pues, el gato se puede ver amenazado por el perro y huir o atacarle. A su vez, hay que conocer a los dos animales, ya que si por ejemplo el perro no es muy amistoso podría hacerle daño a un gato que tal vez sólo está jugando.

Estas situaciones siempre son más fáciles cuando introducimos un cachorro en un hogar con otro animal cachorro o adulto. La relación se establece más rápidamente, conservando una jerarquía y unas reglas, que el propietario debe conocer. A pesar de ello, los primeros contactos deben ser en presencia del amo y nunca se deben dejar solos si no se está completamente seguro. Un cachorro puede ser muy glotón o demasiado juguetón para la otra mascota, de vida más tranquila. Nunca se deben castigar comportamientos por juzgarlos injustos según nuestro criterio; si conocemos las reglas que rigen la convivencia entre animales, entenderemos que debemos ser cuidadosos para consolidar las relaciones entre los diferentes miembros de la familia. Premia interacciones pacíficas entre ellos, para que tengan una buena experiencia, favoreciendo que se repita en las mismas condiciones. Sigue estos pasos con paciencia y prudencia, y pide consejo veterinario para garantizar el éxito.

Ramon Gayo
Veterinario

www.imaginavet.com